En el 2021, por la pandemia, aumentaron los casos de depresión, ansiedad y trastorno del comportamiento
En el 2021, por la pandemia, aumentaron los casos de depresión, ansiedad y trastorno del comportamiento
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Salud mental: los muros invisibles que enfrenta

Según la OMS, uno de cada 7 entre los 10 y 19 años sufren depresión, ansiedad y trastorno del comportamiento.

Por Grace Noguera R.

Las enfermedades mentales siguen siendo un tabú en nuestra sociedad; analizadas y concebidas como un mundo aislado de las demás enfermedades físicas. Como consecuencia de esto y a pesar de los avances en la comprensión de la mente humana, el silencio sigue siendo su mayor bandera; la gente se cohíbe de pedir ayuda, la mayoría de casos lo ocultan y/o niegan, otros desarrollan rasgos imperceptibles, y lo más duro, muchos de ellos terminan en fatalidad.

Revisando las cifras de la Organización Mundial de la Salud – OMS resulta preocupante evidenciar como cada vez son más los jóvenes que padecen algún tipo de trastorno mental. Hoy, 1 de cada 7 entre los 10 y 19 años sufren depresión, ansiedad y trastorno del comportamiento; y el suicidio es la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años.

En el año 2021, las cifras en menores aumentaron debido a la pandemia, lo que ha permitido trasegar un pequeño camino hacia la normalización de las mencionadas enfermedades, así como también ha aumentado la necesidad de acudir y desestigmatizar el papel de la terapia psicológica, pero sobre todo la sociedad ha empezado a comprender la complejidad de la mente humana y la importancia en su cuidado. Es importante destacar que la salud psicológica es, al igual que las demás ciencias, fruto de un equilibrio perfecto: si se afecta o se altera, como otro órgano del cuerpo, se debe tratar.

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Revisando las cifras en Colombia, no somos un país ajeno a la situación. Actualmente la depresión y la ansiedad son los dos trastornos más comunes en el país, afectando al 5,3% y 6.5% de la población respectivamente. Cabe precisar que las mencionadas cifras van en aumento, es decir, la salud mental se está deteriorando y a contrario de lo esperado, no son muchas las personas que acceden a tratamientos, ya sea por el temor a ser señalados o por falta de oportunidades económicas.

Al evidenciar las cifras se denota que en Colombia no hemos logrado materializar acciones que mitiguen el deterioro en la salud mental. Si bien desde 1998 se creó la Política Nacional de Salud Mental y fue reformulada en 2005, es evidente que ni la política ni mucho menos la Ley 1616 de 2013 han tenido eco en nuestra sociedad. Para ello es necesario que desde el Gobierno Nacional se ponga en práctica el fortalecimiento y la coordinación intersectorial encaminada a implementar acciones que promuevan la salud mental, la prevención, así como la atención integral e inclusión social de estos pacientes. En conclusión, las cifras ponen en evidencia que en general, la mayoría de personas que requieren atención, no reciben la atención necesaria y ese estigma social que tanto daño ha hecho, en muchos casos impide o frena el acceso a un tratamiento oportuno.

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Creo que hoy, en pleno 2024, es momento de acabar esa oscuridad que cubre a las enfermedades mentales, e iniciar un diálogo abierto que promueva la compresión, la aceptación y el apoyo. Debe ser vista como una enfermedad más, que requiere cuidado, y sobretodo acciones preventivas. Esto es un llamado para transformar ese imaginario colectivo y, que como esa nueva generación que propone cambios, abracemos la salud mental como un aspecto vital de la condición humana que todos abordamos con empatía y solidaridad.

En resumen, ir a terapia o buscar ayuda, no nos define, más allá de poner en evidencia aún más la naturaleza del ser humano que siente y tiene situaciones por tratar en aras de lograr un equilibrio en cuerpo y alma. En conclusión, el desarrollar la empatía desde temprana edad se erige como un puente que conecta nuestras experiencias individuales, trascendiendo las barreras invisibles que nos separan. Mi propia travesía en el laberinto de una enfermedad mental en mi familia, ayudó a dimensionar la importancia de entender y compartir las cargas emocionales para aminorar esa angustia. 

Para cualquiera que esté sufriendo, pedir ayuda no es un signo de debilidad. Es una señal de fuerza”. -Barack Obama.

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